José Antonio Yépez “El Marro” logró evadir los operativos federales por rutas de escape entre túneles y brechas que atravesaban las autopistas, por lo menos en seis ocasiones.
Además, armó una red de “halcones” y organizó a grupos de mujeres, ancianos y niños que salían a las calles para frenar los operativos y darle tiempo para su huída.
En los últimos meses, la Fiscalía General de la República (FGR) intensificó las intervenciones telefónicas y logró ubicar a varios de sus colaboradores que detallaban los movimientos del líder del Cártel de Santa Rosa de Lima.
El objetivo principal fue Elíseo “N”, alias “El Titi”, quien organizó el trasiego de armas, drogas y huachicol. Incluso, planeó emboscadas a militares o agentes federales con la colocación de ponchallantas y organizó bloqueos carreteros.
En la narrativa de la FGR, leída por el juez de control a “El Marro” en el Altiplano, se ventila que tenía a sus órdenes un grupo de mujeres que organizaban las llamadas “huelgas”, que son los bloqueos carreteros en distintos puntos de Guanajuato.
Los pobladores eran convocados a reuniones para realizar acciones de vigilancia en los principales accesos a las localidades.
Una mujer que es identificada como “La Chola”, era quien azuzaba a los vecinos para que impidieran que los elementos del Ejército o la Marina llegaran a Santa Rosa de Lima.
En los últimos meses, la Fiscalía General de la República (FGR) intensificó las intervenciones telefónicas y logró ubicar a varios de sus colaboradores que detallaban los movimientos del líder del Cártel de Santa Rosa de Lima.
El objetivo principal fue Elíseo “N”, alias “El Titi”, quien organizó el trasiego de armas, drogas y huachicol. Incluso, planeó emboscadas a militares o agentes federales con la colocación de ponchallantas y organizó bloqueos carreteros.
En la narrativa de la FGR, leída por el juez de control a “El Marro” en el Altiplano, se ventila que tenía a sus órdenes un grupo de mujeres que organizaban las llamadas “huelgas”, que son los bloqueos carreteros en distintos puntos de Guanajuato.
Los pobladores eran convocados a reuniones para realizar acciones de vigilancia en los principales accesos a las localidades.
Una mujer que es identificada como “La Chola”, era quien azuzaba a los vecinos para que impidieran que los elementos del Ejército o la Marina llegaran a Santa Rosa de Lima.
Prendan de todo para que no lleguen”, se escucha que ordenan a “La Chola”.
Al finalizar los bloqueos, “El Marro” ordenaba que se diera “raid” hasta su casa a todos los participantes.
En la audiencia en el Altiplano también se relató que tras finalizar un bloqueo habló con un niño –por medio del celular de uno de sus sicarios– quien le pidió apoyo para jugar fútbol americano. La llamada, sirvió para que la voz del capo se integrara al banco de voz de la División de Inteligencia.
La protección a los escondites de “El Marro” incluyó ponchallantas y 20 “bombas” con luz blanca para alertar a los pobladores en caso de la presencia de federales.
Si eso ocurría, la orden era “aventar a mujeres, ancianos y niños” por delante, en la primera línea de fuego.
También se relató que en un bar de Antonio de los Morales se pagaba la nómina y que en “El Atorón”, otro establecimiento, se daban armas y vehículos. Todo para evitar que integrantes de la organización fueran capturados.