A pesar de todos los gritos y sombrerazos de la desmoralizada y cada vez más pequeña oposición congregada en el PAN, PRI y Movimiento Ciudadano; de los ridículos de los fifís y sus caravanas desangeladas organizadas por el bodrio del FRENAAA; y de las campañas negras y guerras sucias infladas por las granjas de bots financiadas por Felipe Calderón y Antorcha Campesina, Andrés Manuel López Obrador y Morena no pierden el ritmo para conservar su mayoría en la Cámara de Diputados tras las elecciones intermedias del 2021.

Ni la pandemia ni la miserable politización de las muertes provocadas por el Coronavirus ni los intentos vanos de desprestigiar la estrategia para controlar la crisis sanitaria y la imagen de Hugo López Gatell han dado frutos para mermar la rentabilidad electoral de la que aún goza, y con muy buena salud, el presidente de México y su Movimiento Regeneración Nacional.

Y es que no es casualidad ni fortuito que en lo más alto de la cúpula morenista los golpes debajo de la mesa y los jaloneos por la presidencia nacional del partido esté en su punto más álgido y tenso, pues de esta posición dependerá la designación del ejercito de candidatos que el instituto lopezobradorista postulará en los comicios del próximo año en los que se renovarán las 500 curules de San Lázaro, Congresos locales, alcaldías y 15 gubernaturas.

¿Por qué la disputa por la dirigencia nacional está tan cerrada si los agoreros del caos aseguran que Morena se encamina a la extinción en el proceso electoral del 2021?

Algo no cuadra.

Este jueves, la muy acertada encuestadora de Carlos Campos, Massive Caller, con una clara tendencia panista, pero con proyecciones bastantes cercanas los resultados finales de las últimas elecciones, publicó su medición mensual rumbo a la próxima elección federal, en la que dejó claro que AMLO tendrá, como lo fue en el 2018, un día de campo en los comicios en los que tendrá su primer gran referéndum como presidente de México y en el que estará en juego la estabilidad de la segunda mitad de su sexenio.

A diez meses del día de la elección, López Obrador y Morena mantiene su hegemonía como la primera fuerza política del país y, al decir de la casa encuestadora de Campos, el presidente y la coalición de partidos que lo respaldan alcanzarán 332 curules en la próxima legisltura, a sólo dos de la mayoría calificada que necesitan para aprobar reformar constitucionales sin importar el voto de las bancadas del PAN, PRI y Movimiento Ciudadano.