Está muy claro el sello personal que Miguel Barbosa le ha impregnado a su gobierno en este primer año: seguridad, austeridad y cercanía con la gente.

Sin embargo, la administración barbosista tiene aún cuatro largos años por delante para consolidar la transformación de estado, que fue entregado en ruinas y con una serie crisis estructural por la corrupción, despilfarro y excesos cometidos en el oscuro régimen de Rafael Moreno Valle.

En estos primeros 12 meses, Barbosa Huerta expuso que su gobierno no toleraría ningún acto de corrupción y comenzó con un combate frontal en contra de todos aquellos quienes se beneficiaron del sistema económico en el que se convirtió el Ejecutivo local durante la era morenovallista.

Lo mismo sucedió con la seguridad pública de Puebla. La lucha contra el crimen organizado y la estrategia para mejorar los indicadores delincuenciales dieron resultados de inmediato.

A su vez, la administración del nacido en el Valle de Tehuacán dejó a un lado la lejanía del gobierno con sus ciudadanos, que predominó en la gestión del siniestro Rafael Moreno Valle, quien prefería viajar del CIS a Casa Puebla en helicóptero para evitar cualquier contacto con el pueblo, y abrió las puertas de su administración para conocer de primera mano las necesidades de la sociedad.

El gobierno de Barbosa, para nada ha sido fácil, por todos los factores externos conocidos como el interinato que lo precedió y ahora la indomable pandemia del Covid-19 que afecta a todo el país.

Pero, el mandatario cuenta con otro problema: la inexistente oposición en Puebla.

A un año y medio de que el PAN fuera desterrado del gobierno del estado no existe una sola figura que allá podido abanderar la contraparte a Barbosa Huerta.

Desde su arribo al Comité Estatal albiazul, Genoveva Huerta demostró que el puesto le quedó demasiado grande ante sus limitaciones naturales, su enanismo mental y su obsesión con el dinero ajeno.

Huerta Villegas, quien está más preocupado por mejorar su aspecto físico y convertirse en estrella de TikTok, hundió a un más a Acción Nacional y desperdició la oportunidad de reinventar al partido que Moreno Valle únicamente ocupó para sus fines perversos y del que excluyó a los verdaderos panistas, quienes siempre lucharon por la ideología del partido azul.

Además, ninguno de los huérfanos ni las viudas de Rafael se atrevió a tomar el puesto que dejaron vacantes con su muerte los Moreno Valle, pues saben perfecto que en su destino podría ser similar al de Eukid Castañón, quien se enriqueció de manera infame del erario del estado y cometió cuantos delitos pudo con la impunidad que el extinto expriista le dotó.

¿Dónde están Jorgito Aguilar Chedraui, Patricia Leal, Luis Banck, Jorge Benito Cruz, Pablo Rodríguez Regordosa, Roberto Moya, Jesús Rodríguez Almeida, Francisco Rodríguez Álvarez, Rodrigo Riestra, Mario Rincón, Verónica Sobrado, José Cabalán, Javier Lozano, Max Cortazar, y todos esos morenovallistas recalcitrantes para ser la oposición de Miguel Barbosa y honrar el legado de su fallecido amo?

En cuanto vieron hundirse el barco, fueron las primeras ratas en huir.

Pero, en el lado de los panistas de cepa, integrado por Eduardo Rivera Ana Teresa Aranda, Rafael Micalco, Humberto Aguilar Coronado, Jesús Zaldivar, Roberto Grajales, Juan Carlos Espina, Augusta Díaz de Rivera, tampoco han alzado la voz a la espera de que Genoveva Huerta se siga hundiendo sola y con ello recuperar al partido de cara a los comicios del 2021.

Acción Nacional ya desperdició más de un año y medio sin ser la oposición de la 4T en Puebla.

Además, los liliputienses líderes empresariales y el malogrado Consorcio Universitario, que integran los rectores de las instituciones privadas del estado, se hicieron chiquitos en cuanto fueron expuestos como mecenas de Moreno Valle.

Mencioné que no contar con una oposición es un problema para el gobierno de Barbosa, ya que sin la crítica que necesita cualquier gobierno es muy fácil ensimismarse y pensar que todo lo hecho está bien.

La administración barbosista aún tiene mucho que mejorar en temas de infraestructura, desarrollo rural, medio ambiente, proyectos para el interior del estado y otros rubros que se han visto afectados por al impasse provocado por la crisis sanitaria.

El gabinete de Barbosa, en especial, es el que tiene el gran reto de corregir desde sus secretarías las muchas asignaturas que aún están pendientes en lo que resta de la gestión del ex senador de la República.

Para nadie es un secreto que a algunos secretarios les quedó muy grande el puesto y la confianza que el gobernador depositó en ellos.

Cuatro años puede ser mucho tiempo o muy poco para algunos.

El primer año ya se fue y el segundo será electoral.

¿En el 2021, al fin, veremos nacer a la oposición en Puebla?

Barbosa gobierna sin oposición.

Así de claro.