El gobernador del estado, Luis Miguel Barbosa Huerta, decidió meter la barredora en la Secretaría de Turismo para acabar con la opacidad y el mal trabajo que se ejerció durante la administración de María de los Ángeles Fabiana Briseño Suárez.

Así como lo lee.

Ordenado el cambio y relevo de la secretaría, en turismo se apareció la calaca con la guadaña bien afilada y cortó cabezas a más no poder.

Las instrucciones de la nueva titular de la dependencia, Vanessa Barahona de la Rosa, fueron tajantes, y me parece que las mejores: limpiar la secretaría de aquellos funcionarios del pasado que sólo cobraron sin hacer nada.

Así que todos los directores, sin excepción, junto con el flamante subsecretario, Marte Luis Molina Orozco, fueron despedidos y puestos de patitas en la calle.

Los primeros a quienes les cantaron las golondrinas fueron Fabián Valdivia Pérez, director general de Planeación y Desarrollo Turístico; José Luis Arellano Zuradelli, director general de Promoción Turística, entre otros allegados de Fabiana Briseño.

El argumento para invitarlos a salir y a que dejaran libre su encargo fue prácticamente irrefutable: nunca dieron resultados, a pesar de contar con un presupuesto abultado y con la confianza del titular del ejecutivo.

Así que no tuvieron más remedio que entregar los arreos y decir adiós definitivamente a sus jugosas, pero muy ofensivas para los poblanos, quincenas.

Pagos, por cierto, que nunca faltaron y que en casi todos los casos rayaron en la exageración.

Aunque eso ni siquiera haya sido lo verdaderamente relevante o preocupante siempre y cuando se hubiese desquitado con trabajo, con creatividad, con ideas y con ganas de promover el turismo en Puebla.

Y un claro ejemplo de que los encargados de impulsar el turismo en Puebla no tenían ganas de hacer su trabajo fue la creación de su mentado Consejo Consultivo de Turismo, organismo que sólo sesionó una vez desde que Fabiana Briseño asumió la secretaría.

Los propios integrantes del mentado consejo incluso criticaron la falta de ideas y acciones de la administración para poder promover el turismo en el estado, su cultura, su gastronomía, su naturaleza y todos los atractivos con los que cuenta.

No había un plan de trabajo concreto, de desarrollo, de idea para apoyar al sector, mucho menos para poder afrontar la pandemia.

Los empresarios y el turismo quedaron prácticamente a la deriva.

Tal vez por eso los empresarios y representantes del sector nunca estuvieron de acuerdo en apoyar los disparates de la dependencia, ya que su titular no quiso apoyarlos ni en la difusión del vídeo que realizaron para solidarizarse ante los estragos del Covid-19.

Porque ni en eso la dependencia quiso meter las manos, pues el único video realizado fue iniciativa de Susana Aguilar, fundadora de la agencia “Unlimited Experiences.

La secretaría de turismo nunca tuvo, desde el cambio de gobierno en el estado, una estrategia en redes sociales, por ejemplo, algo que es de primaria para una dependencia de su envergadura.

Pero eso sí, cobijó al morenovallismo a más no poder.

Muchos de los funcionarios que fueron despedidos eran herencia del gobierno pasado, José Luis Arellano, titular de Promoción Turística, era uno de ellos.

Y lo único que hicieron bien en la dependencia, amparados desde luego por la ex secretaria, fue cobrar sus quincenas puntualmente.

Es por ello que hoy por hoy el reto de levantar y rescatar el turismo en Puebla es muy grande, ya que la pandemia lo tiene al punto de la muerte.

Ojalá que la nueva secretaria, Vanessa Barahona entienda qué es lo que se requiere para poder reimpulsarlo, para promover el estado y sacarlo del hoyo en donde lo dejaron.

Los empresarios del sector necesitan de un proyecto real y sensato, que les permita no tener más perdidas y relanzar sus marcas y productos ya pensando en el 2021.

Hay mucho que se puede hacer por el turismo en Puebla, sólo falta voluntad y acciones concretas.

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