Nadie puede negar que el epicentro de la corrupción morenovallista estuvo en la obra pública.

Puentes, pasos elevados y viaductos inservibles y sin ninguna planeación; onerosas obras faraónicas que se convirtieron en los grandes monumentos a la ignominia como la Rueda de la Fortuna, el Museo Internacional Barroco y el Teleférico; cientos de kilómetros de concreto hidráulico regados en el Periférico Ecológico y en las principales vialidad de la capital y la zona metropolitana que hoy hacen polvo a pesar de la promesa de 25 años de perdurabilidad; hospitales y escuelas que se caen pedazos y sin equipamientos ni personal, fueron parte de la maldita herencia que dejó el oscuro régimen de Rafael Moreno Valle.

Para nadie es un secreto que la obra pública fue el método perfecto para que el siniestro Rafael Moreno Valle desviara miles de millones de pesos del erario de Puebla para financiar su fracasado proyecto presidencial y para operar las elecciones del 2013, 2015 y 2016, y orquestar el Fraude Electoral del 2018 en contra de Miguel Barbosa.

La fórmula era sencilla: la Secretaría de Finanzas y Administración y la Secretaría de Infraestructura asignaban, ya sea por licitaciones amañadas o adjudicaciones directas, los proyectos de infraestructuras a las empresas fantasmas de los peones de Rafael como Eukid Castañón, Jorgito Aguilar Chedraui, Pablo Rodríguez Regordosa o Luisito Banck, para poder blanquear los activos y así poner a circular el cash para la estructura política-electoral del morenovallismo.

El boom de la obra pública en Puebla también detonó la crisis de corrupción en Puebla.

Ni en el infame sexenio de Mario Marín se vieron tales niveles de podredura en el gobierno del estado.

Sin embargo, para la oposición aldeana, mejor conocida como la Banda de los Conejos, los proyectos de infraestructura del gobierno de Moreno Valle son emblemas de lo que un buen gobierno debe hacer y ejemplos del desarrollo de un estado bien administrado gracias a la ideología del PAN.

(Los liliputienses no entienden —o se niegan a entender— que Rafael jamás gobernó bajo los ideales de Acción Nacional y sí lo hizo con la filosofía más rancia y autoritaria del viejo PRI).

En los próximos días, Genoveva Huerta, la marioneta a quien le mueven los hilos desde la Ciudad de México, y su séquito de enanos lanzarán en redes sociales y buscarán espacios en los medios de comunicación, que hoy critican al gobierno del estado, pero que ayer tenían las manos hinchadas de tanto aplaudirle a Moreno Valle, para iniciar una campaña negra en contra del gobernador Miguel Barbosa y su primer año de gobierno.

¿En que se centrará la nueva guerra sucia de la Banda de los Conejos en contra del gobierno barbosista?

En la obra pública.

O más bien, en la falta de obra durante el primer año del barbosismo.

Por increíble que parezca, la “Jefa Geno” y su banda de pigmeos publicarán una serie de videos en Twitter, Facebook, Instagram y YouTube, con pautados pagados con dinero del CDE panista, grabados en los grandes elefantes blancos de Moreno Valle para asegurar que “a diferencia del gobierno de Barbosa Huerta”, los resultados de los buenos gobiernos del PAN sí son visibles”.

Y es que, para Huerta Villegas, quien duerme con un amparo bajo la almohada tras documentarse los millones de pesos que recibió del preso Eukid Castañón, a través de la Estructura Maya, las obras faraónicas morenovallistas son para presumirse como grandes logros del régimen que tanto dañó y dejó endeudada a Puebla.

¿Quién será el gran operador de esta campaña de lodo?

Miguel Robles Bárcena, efímero titular de la SEP durante el gobierno de 10 día de Martha Erika Alonso y durante unos meses en el interinato de Don Guillermo Pacheco Pulido.

El ex director del CISEN, acusado de espionaje en contra de periodistas de Sinaloa y denunciado en el 2016 por el Ayuntamiento de Guadalajara por filtrar documentación falsa para desacreditar al comisario de Seguridad, Salvador Caro Cabrera, estará a cargo de la campaña negra en contra de Barbosa.

Tras la muerte de Martha Erika Alonso, Robles Bárcena, quien de manera inédita llegó a la SEP con título de médico veterinario zootecnista con maestría en Ciencias de la Salud y de la Reproducción animal, fue rescatado por Fernando Manzanilla gracias a la cercana relación que el ex secretario alonsista mantiene con Rafael Moreno Valle Suárez, suegro del diputado federal.

Así, la Banda de los Conejos ya quiere arrancar los motores rumbo al 2021.

Lástima que su punta de lanza para denostar al gobierno de Miguel Barbosa sean los monumentos de concreto de la corrupción morenovallista.

Falta tener muy poca memoria y una desvergüenza inagotable para asegurar que la Estrella de Puebla o el Museo Internacional del Barroco, que dejaron hipotecado al estado, son ejemplos de buenos gobiernos.

Los conejos naufragan y sólo ellos no lo saben.