No hubo apretón de manos, tampoco agravios, sólo elogios, coincidencias y béisbol. El presidente Donald Trump cambió su discurso, de la xenofobia a la amistad; López Obrador le agradeció por el trato de “gentileza y respeto” que tuvo con él, con México y con nuestros paisanos.

Una camioneta blindada dejó al presidente Andrés Manuel López Obrador en la puerta de la Casa Blanca; Trump le vio bajar e hizo un ademán, pidió sonreír para las cámaras, le invitó a pasar, dio media vuelta y se fue; el mexicano le siguió hasta el Salón Oval.

Noventa minutos de reunión bastaron. Según el acuerdo final, firmado desde el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca, fue el libre comercio y el Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) el pretexto para intercambiar halagos.

Los elogios comenzaron de norte a sur. Donald Trump llamó amigo al mandatario mexicano y apeló a la historia, al destacar la buena relación que tuvo Abraham Lincoln y Benito Juárez; “además, se tenían gran estima”, dijo en su mensaje.

“Es un honor que su primera visita sea a la Casa Blanca. La relación entre Estados Unidos y México jamás había sido tan estrecha como lo es hoy”, añadió.

El estadounidense también apostó por una vieja conocida, y desde el templete se lanzó contra la oposición: “la gente le apostaba en contra a esta relación, pero jamás ha sido más estrecha, más cercana”, sentenció.

Fueron precisamente los puntos de coincidencia. López Obrador retomó el discurso: “pensaban que nuestras diferencias ideológicas habrán de llevarnos de manera inevitable al enfrentamiento. Afortunadamente ese mal augurio no se cumplió…” sentenció.

El presidente mexicano suprimió del historial cuando, en 2016, Donald Trump se refirió a los mexicanos como “violadores” y “criminales”, pero también olvidó lo que escribió su libro de 2017 cuando se refirió al estadounidense como un ser “inhumano” por querer levantar un muro.

“Quise estar aquí para agradecerle al pueblo de Estados Unidos, a su gobierno y a usted, presidente Trump, por ser cada vez más respetuosos con nuestros paisanos mexicanos”, dijo el mexicano en su discurso.

Desde el jardín de la Casa Blanca celebró que “en vez de agravios hacia mi persona y, lo que estimo más importante, hacia mi país, hemos recibido de usted, comprensión y respeto”.

“Nos ha tratado como lo que somos, un país y un pueblo digno, libre, democrático y soberano”, y remató con tres vivas para México.

Quien sí recordó la mala relación fue el exvicepresidente demócrata y aspirante a la Casa Blanca, Joe Biden, que encabeza las preferencias electorales rumbo a la presidencia de Estados Unidos, y quien no dejó pasar la oportunidad para recordarle al republicano y adversario de propagar el racismo contra la comunidad latina.

El canciller Marcelo Ebrard destacó de la reunión temas como las inversiones, la coordinación para enfrentar la pandemia de COVID-19, y la “visión” de ambos presidentes sobre la recuperación económica, mientras que la vocera de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, descartó que el muro, la inmigración ilegal y el narcotráfico hayan sido puntos en común.

En el intercambio de regalos, López Obrador le entregó al estadounidense un bate de beisbol decorado con arte wixárika, mientras que el estadounidense optó por uno de aluminio. Ambos coincidieron en su afición.

Siguió la cena, y antes de probar el robalo con papas al azafrán y el puré de chirivía, en la recepción de la Casa Blanca continuaron los aplausos.

“A este gran presidente me gustaría decir que ha sido un placer tenerlo con nosotros el día de hoy, y ha sido un privilegio tenerlo como amigo. Hemos tenido una relación muy buena desde el principio”, señaló Trump ante un auditorio repleto de hombres de negocios.

En respuesta, López Obrador anunció un nuevo capítulo en la relación comercial, agradeció a su comitiva, a los empresarios y a su nueva amistad. “Fallaron los pronósticos, no nos peleamos, somos amigos y vamos a seguir siendo amigos”, acotó.