Ya pasaron 2 años desde que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ganó la presidencia e implemento en el país el gobierno de la “república amorosa” y la “Cuarta Transformación” (4T), y parece que todo sigue igual.

Tal parece que lo único que cambió fueron los protagonistas de nuestra historia y de nuestra vida política nacional.

Hoy México se encuentra sumido en una severa crisis económica, en una pandemia que no han sabido atacar y contrarrestar las autoridades, en una nación dividida y clasificada por el propio mandatario como “conservadora” y “fifi”, y en el momento más violento de su vida.

¿Hay algo qué celebrar?

Es más, ¿deberíamos festejar estos dos últimos años

Francamente, no veo ni por qué, ni por dónde.

En lo personal, yo veo más de lo mismo.

La misma corrupción enquistada en la estructura de gobierno sólo que con otro rostro, y la misma ambición política y económica que se tenía en el pasado

Nada ha cambiado.

empleo crece, el feminicidio está en su peor momento y el presidente López Obrador sigue con la misma cantaleta de que “tiene otros datos”.

El desempleo es toda una realidad, la pobreza se ha incrementado al grado de derivar ya en miseria.

Lamentablemente, Andrés Manuel López sigue en campaña, olvidó aquello de gobernar para todos.

Por algo dicen que supo ser un muy buen candidato, pero no ha sabido ser gobierno.

¿Cuántas promesas de su campaña logrará en su gobierno

La del crecimiento económico ya no será realidad porque no será ni del 1% sino al contrario, el país decreció, mucho antes de la pandemia, en un 0.1%. La caída del Producto Interno Bruto (PIB), se calcula, será ya de más del 9%, según el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Y si profundizamos sobre el tema del desempleo entonces podríamos hablar del millón 200 personas que se quedaron sin trabajo, según cifras del IMSS, tan sólo durante la pandemia.

¿De verdad presidente AMLO fue un logró de su administración el incremento en las remesas?

Ese 10% que mencionó en su informe más bien es un triunfo de nuestros paisanos que trabajan de sol a sol en los Estados Unidos (EU).

Y qué decir de la inseguridad en el país.

Tan sólo ayer se registró una nueva masacre en la que 24 personas murieron y 7 resultaron heridas, luego de un ataque armado en un centro de rehabilitación de Irapuato.

El año pasado, el 2019, fue el año en el que se registró el mayor número de homicidios dolosos en la historia de México, en por lo menos hace más de dos décadas, con un total de 34 mil 582 asesinatos.

El mes de junio que recién terminó registró el día más cruento del país con 117 homicidios.

En las últimas semanas el crimen organizado asesinó al juez Uriel Villegas Ortiz y a su esposa, Verónica Barajas, frente a sus hijas de 3 y 10 años; lo mismo sucedió con la diputada local Anel Bueno, secuestrada en abril y asesinada sin piedad.

Y lo mismo habría sucedido de no ser por su camioneta blindada, del apoyo de su escolta y de la policía, al secretario de seguridad pública de la CDMX, Omar García Harfuch, quien fue emboscado y atacado para tratar de darle muerte.

¿Y la masacre en contra de la familia LeBarón, a poco ya se les olvidó?

Guanajuato está en llamas, esta misma semana asesinaron a sangre fría a tres policías de Silao.

Y vuelvo a preguntar: ¿Hay algo que festejar a 2 años de haber renovado el gobierno?

¿Andrés Manuel es el presidente más insultado, de verdad?

¿Y todo lo que se insultó a los mandatarios pasados?

¿Dónde queda todo lo que se ha dicho de Vicente Fox Quesada, de Felipe Calderón Hinojosa y de Enrique Peña Nieto, a quien todo mundo calificaba como un tonto?

Y claro que en sus gobiernos también privó la corrupción, porque no hay ni como defenderlos.

Nunca se ha reprimido al pueblo, según el presidente, y el ataque diario a los medios de comunicación que dice son “del conservadurismo” dónde queda.

La polarización del país y la caída en la popularidad del presidente Andrés Manuel son resultado del mal manejo de gobierno, de las malas decisiones con respecto a la pandemia, por ejemplo.

Le urge al presidente un viraje de 360 grados para rectificar.

Porque la parte positiva del gobierno de AMLO no es mucha.

De lo bueno allí está la famosa guerra contra la corrupción, el apoyo a los pobres y a los sectores más vulnerables; el otorgamiento de sus programas sociales y de apoyo económico a los jóvenes.

Pero ni esto lo salva de la crítica.

Ojalá que a partir de ayer al presidente Andrés Manuel le empiece a ir mejor, que recapacite y que enderece el camino del país porque de lo contrario los mexicanos y la historia se lo van a cobrar.

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