El Congreso del Estado, la LX Legislatura y sus 41 diputados parece que no entienden, ni entenderán los momentos de crisis que se viven en el país y en la entidad, particularmente.

¿Sabrán o imaginarán lo que está provocando la pandemia y el Covid-19 al país, a los ciudadanos, a los poblanos, a los empresarios, a la economía y a las finanzas de todos los mexicanos?

¿Imaginarán las consecuencias?

¿Qué pensarán nuestros flamantes diputados?

Y vuelvo a preguntarlo, como lo he hecho en otras ediciones de Posdata: ¿Qué carajo están haciendo los diputados poblanos por sus distritos y sus representados en estos tiempos de pandemia?

¿Alguien lo sabe?

Afortunadamente, ya se acercan los tiempos electorales y los poblanos van a tomar venganza de aquellos que les prometieron todo y no les apoyaron en nada.

Sería bueno que alguien que se encuentre a alguno de los diputados, o al líder del Congreso del Estado, Gabriel Biestro Medinilla, les haga ver la gravedad del Covid-19 y les explique que su contagio es muy grave en el país, pero sobre todo en Puebla.

Y si alguien más de casualidad se topa al diputado de su distrito, por favor dígale o infórmele que el coronavirus no es un juego, que es real y que tan sólo en la entidad ya rompió récord de muertes en un periodo de 24 horas.

Dígale que esta maldita enfermedad ya provocó 40 decesos tan sólo el pasado martes, más los que seguro se acumularon de ayer miércoles.

Porque tal parece que los diputados que integran la ridícula LX Legislatura local están más interesados en provocar escándalos, en hacer circo, maroma y teatro, y en estar complicando más su trabajo, que en preocuparse por la salud de los ciudadanos.

Con razón dicen que el actual Congreso está integrado por la peor Legislatura que ha tenido Puebla en los últimos años.

Ahora resulta que quieren hasta un incremento salarial, el cual, desde luego, no se merecen.

Empero, el colmo de los males legislativos en Puebla es que en plena pandemia se despidiera, o se renunciara voluntariamente a fuerza como se dice coloquialmente, a Herminia Camacho Rivera, quien se desempeñaba como Contralora de los diputados.

La salida de Camacho Rivera se dio en medio de una total incertidumbre y de un escándalo, debido a que no se explicaron los motivos de la renuncia, la decisión de la salida, ni tampoco quedó claro cuándo dejó de laborar.

Al parecer, la supuesta renuncia se solicitó desde el pasado 19 de marzo, con efectos del 1 de abril y para que fuese recibida hasta el 1 de junio.

Ni siquiera a los diputados que lideran las distintas bancadas del Congreso se les notificó del caso. La copia del oficio que ampara la renuncia de Herminia Camacho se entregó a los diputados apenas un momento antes de que se votara en la sesión ordinaria del pleno.

¿Pues qué carajo está pasando en el Congreso poblano?

De ese tamaño es la opacidad de nuestro Poder Legislativo.

Eso sí, afortunadamente para los poblanos se acerca una nueva elección y nuestros 41 legisladores van a querer reelegirse.

Ya veremos que sucede.

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Abusos en la delegación de Profeco en Puebla

En la delegación de Profeco en Puebla algo apesta, algo no anda bien.

Los problemas laborales, las relaciones personales y ahora los conflictos de salud se hicieron presentes en la dependencia y la cosa está que arde.

En Profeco reina el temor y el descontento no sólo por el mal genio y los malos modos de su delegado, Alfredo Torres Campos, quien trata con la punta del pie a los empleados de la dependencia, sino porque ahora uno de sus funcionarios está en estado crítico, intubado, por Covid-19.

El tema es grave y nada extraño cuando estamos en el pico de la pandemia, lo que tiene muy inquietos, y con mucha razón, a los trabajadores de Profeco, pues todavía, hasta el miércoles de la semana pasada, su compañero trabajó y convivió con ellos.

El trabajador de Profeco, sobre quien intentaron ocultar su estado de salud, presentó todos los síntomas del Covid-19 pero el delegado nunca permitió que se atendiera.

Cosa, desde luego, muy grave y con posibles consecuencias hasta judiciales.

Ahora, Alfredo Torres intenta ocultar la situación de su trabajador y pretende que las labores de la dependencia continúen como si nada, a pesar de que está poniendo en riesgo a todo el personal que allí labora.

Por cierto, el delegado de Profeco en Puebla es enviado y recomendado del titular nacional de la dependencia, Francisco Ricardo Sheffield Padilla, es originario de Guanajuato y, al parecer, esta es su primera experiencia en la función pública.

Vaya funcionario.

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