A pesar de la campaña que la Auditoria Superior del Estado (ASE) ha emprendido en contra de la BUAP y del rector Alfonso Esparza Ortiz, la cual, dicen, es más bien un tema personal del titular de la dependencia, Francisco Romero Serrano, el líder universitario está más activo que nunca.

Así es.

Ni las amenazas, ni los gritos y sombrerazos vertidos contra el rector de la Benemérita en los medios de comunicación han amedrentado al rector.

Más bien parece todo lo contrario.

Alfonso Esparza está echado para adelante.

No se detiene.

Camina con la frente en alto, erguido, y viendo hacia adelante.

Y como dijeran en Box Azteca “parece que se alimenta de golpes y está engallado, por lo que no le importa recibir con tal de dar y conectar un buen gancho”.

El rector únicamente espera que suene la campana para continuar con sus acciones sociales y en pro de los ciudadanos, vía la investidura que le otorga la universidad pública más importante de Puebla.

Desde luego esto no es casual.

Y es que dicen que en la guerra la mejor defensa es el ataque.

Es más, el activismo político del rector Esparza parece más bien el inicio de una nueva historia en la vida universitaria, política y social de la BUAP.

¿Será?

Tal parece que a los poblanos nos conviene que exista una guerra contra la institución porque hace trabajar al triple a sus autoridades, y mucho más en beneficio de los poblanos que menos tienen, de aquellos que necesitan servicios de salud, de infraestructura y de educación, particularmente.

Allí está el ejemplo del nuevo espacio recién inaugurado en el Hospital Universitario de Puebla (HUP), donde se inauguró la nueva Unidad de Atención de Enfermedades Respiratorias Agudas, la cual tiene capacidad de atención en 18 camas equipadas con respiradores mecánicos, monitores electrónicos y tecnología de punta.

De manera paralela, la institución y el rector Alfonso Esparza otorgaron base a 53 médicos y el ahora famoso “Bono Covid” a personal que atiende en el área.

Además de esto, recientemente, se dio el banderazo de salida a la campaña “BUAP, apoyando el bienestar social”, mediante la cual ya se apoya a las distintas comunidades del estado afectadas económicamente por la pandemia.

Empero, si a todo esto le sumamos el regreso de Lobos BUAP al fútbol profesional, bien podríamos decir que en la universidad se tiró en la mesa una carambola de tres bandas en favor de los poblanos.

Y aún más con la llegada de Rodrigo “El Pony” Ruiz a la dirección técnica del equipo, vía las negociaciones y la generosidad de los nuevos dueños de los licántropos.

Y si esto es lo que provoca una campaña contra la BUAP, pues que le caigan mil maldiciones más para que los ciudadanos se sigan beneficiando.

Al final, todo es por el bien de los poblanos.

Lo que debería hacer el titular de la ASE, Francisco Romero, es serenarse y evitar más desaguisados contra la BUAP, contra su autoridad y contra su estabilidad.

No hay por qué enfadarse si hablando se entiende la gente.

 

Me parece que lo que debería hacer es ponerse una bolsa de hielo en la cabeza, como dijera el clásico, y convocar al dialogo con respeto al rector Alfonso Esparza, quien también tendría que ceder un poco para poder lograr trabajo de quipo en el estado.

No es con mensajes sicilianos como se convoca a la paz, a la cordura o a la unidad, ni en la BUAP, ni en ningún lado; tampoco se trata de arrodillar, chantajear o pisotear la dignidad de nadie, mucho menos de atentar contra la inteligencia.

En el estado, además del “pacto comunitario” convocado por el gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta, hace falta un “pacto por la unidad de los poblanos.

Un acuerdo de civilidad en el que todos los sectores nos enfoquemos en un solo objetivo que es el combate al coronavirus, a la crisis económica que ya nos acecha, a la inseguridad que tiene incendiado al país y a estúpida guerra entre liberales y conservadores.

¿Qué nos ha dejado esa guerra intestina generada por Morena y por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO)?

Ante la crisis de salud, y ahora con el aviso que nos dejó el sismo más reciente con epicentro en Crucecita, Oaxaca, los mexicanos, los poblanos y todo el resto del país debemos estar más unidos que nunca.

Digo, ¿para qué encabronarnos si en un rato nos puede llevar la chingada?

¿O me equivoco?

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