Facebook retiró anuncios de campaña del presidente Donald Trump y el vicepresidente Mike Pence que incluían un triángulo rojo invertido, un símbolo usado por los nazis para designar a los prisioneros políticos y comunistas en los campos de concentración.

Nathaniel Gleicher, jefe de políticas de seguridad de la compañía, confirmó en una audiencia de la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes el jueves que los anuncios fueron retirados porque Facebook no permite símbolos de ideologías de odio “a menos que sean colocados en un contexto o a manera de condena”.

“En una situación en que no detectamos ninguno de esos dos (casos), no lo permitimos en la plataforma y lo retiramos. Es lo que vimos en el caso de este anuncio y en cualquiera que sea usado ese símbolo, tomaremos la misma medida“, dijo Gleicher.

El anuncio fue lanzado el miércoles.

En un comunicado, el director de comunicaciones de la campaña de Trump, Tim Murtaugh, señaló que el triángulo invertido era un símbolo usado por Antifa (red militante extraparlamentaria, de extrema izquierda y de carácter antifascista y anticapitalista) y por ello fue incluido en un anuncio que hablaba de Antifa. Agregó que el símbolo no está en la base de datos de la Liga Antidifamación sobre símbolos de odio.

“Pero es irónico que requirió un anuncio de Trump para obligar a los medios a reconocer implícitamente que Antifa es un grupo de odio”, añadió.

Antifa es un término general para activistas de izquierda vinculados más por ideología que por estructura. Trump ha culpado a Antifa de la violencia que ha estallado en alguna protestas recientes contra la desigualdad racial, pero las agencias federales del orden no han ofrecido evidencia de ello.

Gleicher compareció con representantes de Twitter y Google en una audiencia centrada en las gestiones de las compañías tecnológicas de combatir la diseminación de desinformación, vinculada tanto a las elecciones como a la pandemia de COVID-19, en sus plataformas.

Eso representa un reto considerable en un país que enfrenta cambios potencialmente drásticos en la forma en que vota el electorado, al tiempo que el esperado uso amplio de votación por correo crea oportunidades para sembrar dudas sobre los resultados e incluso diseminar información falsa.