En su tiempo, Carlos Abascal Carranza, político humanista por excelencia, sostuvo que “El político humanista debe ser un profeta de la solidaridad, es decir, alguien que anuncia, alguien que se compromete con la solidaridad, con palabras y con obras contra la civilización del individualismo egoísta que considera a la persona como instrumento, en lugar de mirarla como fin, como razón de ser de la política”.
Pues resulta que el sábado pasado, desde uno de los corredores superiores de Palacio Nacional, el Presidente de México se quiso parecer al profeta más importante del pasado, y leyó lo que el llamó, un decálogo. La verdad es que terminó en una serie de recomendaciones que lo acerca más a la figura de nutriólogo, preparador físico o guía espiritual.
Así que lejos de orientar al “pueblo bueno”, lo que logró es que una gran cantidad de comentarios fueran de mofa y hasta de ternura, pero no de seriedad y respeto hacia quien debería ser solidario con los gobernados y con los órdenes de gobierno, en estos momentos de crisis generada por la pandemia del Covid-19.
En su clásico estilo de expresarse de manera lenta, como si pensara las palabras que va a decir, que en muchas ocasiones no le resulta porque no las encuentra, sugirió una serie de lo que el llamó, “actitudes que escribió” para salir del coronavirus y enfrentar la nueva realidad sin miedos ni temores.
- Que nos debemos mantener informados de las disposiciones sanitarias, total, ya estamos familiarizados con las recomendaciones médicas, y es tiempo de ponerlas en práctica, bajo la responsabilidad de cada uno, pero claro, siempre siguiendo lo que dice el súper subsecretario López-Gatell, así se contradiga de un día a otro. Sería mejor estar informados por el Doctor Narro o por el Doctor Frenk, y hacerle caso a las recomendaciones emitidas por la OMS, la OCDE y otros organismos.
- Que actuemos con optimismo, porque el buen estado de ánimo ayuda a enfrentar las adversidades. Sin duda Miguel Ángel Cornejo lo demandará por meterse en su campo profesional. Sería mejor seguir al psicólogo del optimismo realista, Martin Seligman.
- Que demos la espalda al egoísmo y al individualismo para ser solidarios y humanos. Pues con la pena, pero hay que decirle que lo que menos ha sido como Presidente es solidario. No hubo un solo apoyo a las micro, pequeñas y medianas empresas, ni reducción en los pagos al fisco, y mucho menos apoyos para mantener los empleos en sectores muy afectados para poder enfrentar la crisis. El Presidente debió haber seguido las medidas económicas de apoyo impuestas en otros países como Alemania.
- Que no nos dejemos envolver por lo material, porque la felicidad dice, no reside en la acumulación de bienes materiales ni en la extravagancia. Pues le sugiero que sus próximos videos los grabe en el barrio emblemático de Tepito o en Valle de Chalco y no en Palacio Nacional, que lo que menos representa, es austeridad. Y por otra parte, que le decomise el reloj rolex al canciller, o los millones que se supone pagó la ex presidenta de morena a empresas fantasma, o las múltiples casas que posee Manuel Bartlet para que esas propiedades si sean rifadas. Sería mejor que leyera a Ghandi, y les exigiera a sus colaboradores un mínimo de congruencia, así como la lectura sobre la vida de austeridad de San Francisco de Paula, fundador de la orden de los mínimos.
- Que la mejor medicina es la prevención, bajar de peso y vivir con calma y sin angustias. ¿Es eso lo que les tiene que decir a los familiares de los más de 35 mil muertos que López-Gatell tiene proyectados?. ¿De verdad cree que vivirán con calma y sin angustias después de que la mayoría no tuvo ni un momento para despedirse de su ser querido?
- Que defendamos el derecho a gozar del cielo, del sol, del aire puro, de la flora, de la fauna y de toda la naturaleza. Sería mejor que nos permitiera seguir disfrutando de las libertades que tantos años nos costó a los mexicanos conquistar, sin la amenaza constante de la desaparición de los contrapesos institucionales o del ataque al federalismo
- Que nos alimentemos bien optando por lo natural, lo fresco y lo nutritivo. Pero que nos diga como le vamos a hacer con la pérdida de empleo, y por lo tanto, la pérdida de ingresos para poder adquirir lo esencial para sobrevivir, especialmente lo natural, lo fresco y lo nutritivo.
- Que hagamos ejercicio. Pues queremos verlo predicar con el ejemplo, porque su movilidad no parece ser la de un gran deportista, y su ejemplo de dirigente de la CONADE, Ana Gabriela Guevara, parece que en lugar de velar por la promoción del deporte nacional, está mas preocupada en pedir los “moches” necesarios, según la denuncia presentada en su contra.
- Que eliminemos las actitudes racistas, clasistas, sexistas y discriminatorias en general. Sin embargo, en su actitud es completamente contradictorio con ese discurso de: “están conmigo o están contra mi” o de aquella expresión de “los que se oponen son los conservadores”. Esto es polarizar a la sociedad, ubicando a los buenos de un lado y a los malos del otro, representando claramente una actitud clasista, de división y de descalificación constante a todos aquellos que expresen sentimientos u opiniones contrarias a las del Presidente.
- Que se debe buscar un camino de espiritualidad, un ideal, una utopía, un sueño, un propósito de vida. Pues con todo respeto le digo que ese no es el discurso ni la función de un Presidente. No es pastor, es Presidente, que lo entienda.
Insisto, México lo que necesita es un Presidente que resuelva los problemas por los que atraviesa nuestro país, pero con la instrumentación de políticas públicas adecuadas al momento de crisis que estamos viviendo. México necesita un Presidente solidario, y no un recomendador de ocurrencias.