México vive nuevas y viejas pandemias. Las más longevas, como la violencia y la pobreza, han generado más decesos de los que ha causado la pandemia del coronavirus. Así lo reconoció Mario Ernesto Patrón Sánchez, Rector de la IBERO Puebla, durante la inauguración de la segunda sesión del foro Repensar lo social para afrontar la pospandemia COVID-19.

Para el titular de Rectoría, las políticas públicas y la acción ciudadana deben basarse en la reconstrucción de los tejidos. En ese sentido, dijo: “Las universidades jesuitas tenemos que ser congruentes con las pautas de Ignacio Ellacuría y ver lo social desde sus principios identitarios: reconstrucción del tejido social, derechos humanos y economía social y solidaria”.

Todas y todos debemos rediseñar el significado de la nueva normalidad, pues la pandemia trajo situaciones que perdurarán: “Antes de hablar de la pospandemia tendríamos que hablar de la nueva normalidad, pues la pandemia nos acompañará en tanto no tengamos una vacuna”, cerró.

REVES y el consumo local

Estamos ante una caída de la actividad económica, lo cual deriva en una pérdida y precariedad del trabajo y una disminución de la capacidad de cubrir necesidades básicas de trabajo. Así lo evaluó Nelson Manuel García González, coordinador de las plataformas de reconstrucción del tejido social de CIAS por la Paz.

Las desigualdades se han hecho más evidentes. Aun así, el experto reconoció que mucha gente comienza a perder el miedo a compartir y a ser generosos. “Nunca había escuchado que el mundo concibiera una problemática común. Esto ha unido a la humanidad, pues se ha activado nuestro instinto de supervivencia, la reflexión y la innovación”.

Sobre las Redes Vecinales de Solidaridad (REVES), explicó que se trata de una serie de organizaciones de vecinas y vecinos con deseo de servir. “Son procesos de autogestión a través de mecanismos de soporte y ayuda que han generado la solidaridad y la seguridad comunitaria”.

La economía solidaria aplicada a través de las REVES, explicó García González, se ha manifestado mediante sistemas de reactivación económica para la comercialización local. “La idea es animar la solidaridad económica desde pequeñas acciones y la colaboración vecinal”. Para ello, se debe establecer un canal de comunicación virtual, registrar y documentar los casos y organizar una campaña de consumo local.

Jóvenes en vulnerabilidad

Desde el Programa de Economía Social del Centro Universidad Empresa, el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) ha desarrollado un proyecto de incidencia social en diferentes zonas y organizaciones civiles de Guadalajara y Zapopan.

Como explicó la Mtra. Stella Maris González, académica de la Institución jalisciense, se trata de escenarios en los que los jóvenes viven múltiples escenarios de vulnerabilidad, como la violencia intrafamiliar, distribución y consumo de drogas, embarazos prematuros y crimen organizado.

“La transición hacia una nueva realidad será feminista o no será: un ecosistema que ponga el cuidado de la vida en el centro, en donde se articulen las relaciones productivas y reproductivas de manera solidaria y apueste por la autonomía de las poblaciones”: Marcela Ibarra.

A través del proyecto en cuestión, se buscó acompañar el desarrollo de proyectos de emprendimiento colectivo. “Los emprendimientos surgen de proyectos comunes, de su propia realidad. Por eso, la actividad productividad lleva a convivencias sanas”. Emprender colectivamente tiene que ver con un proceso de intervención social y cultural que busca un cambio de paradigma a través de la formación integral.

Stella Maris concluyó que, al vivir la economía social, se busca promover la igualdad, la construcción de una sociedad más justa, inclusiva y participativa. “Esto tiene que ser un proyecto formativo iniciado desde edades tempranas. Es un escenario vulnerable, pero apto para construir con solidaridad”, concluyó.