No hay duda que en Huejotzingo, un municipio gobernado por Morena y por la presidenta municipal Angelica Alvarado Juárez, se gobierna con la ley del garrote, como en la Ley de Herodes, y con una norma similar o igual a la famosa “Ley bala”.

Ayer, sin ir más lejos, quedó demostrado que en aquella región poblana, en la que huele a muerte, y en la que no existe tolerancia alguna para nadie que exige apoyo y justicia, lo que menos importa es la gente.

Un grupo de pobladores, a quienes enjuiciaron y crucificaron por el simpe hecho de ser antorchistas, fue desalojado a golpes, empujones, amenazas y hasta llaves de judo por parte de la policía de Angelica Alvarado.

Por supuesto, las ordenes de dispersar la manifestación, de aquellos que lo único que pedían eran apoyos por la contingencia de salud que azota al país y al estado, fueron dictadas por la edil.

Sin más, ni más, advirtió: “no quiero ver a esos pinches antorchistas allá afuera”.

Así que de la misma forma los policías municipales se arremolinaron contra los manifestantes y arremetieron contra ellos sin detenerse a ver siquiera si en la manifestación se encontraban mujeres, niños o personas de la tercera edad.

Los gendarmes, quienes parecen ciegos y sordos ante la delincuencia que azota día a día a Huejotzingo, patearon, manotearon, corretearon y detuvieron a algunos manifestantes, quienes sólo exigieron respeto a su libertad de expresión.

Sin embargo, nunca hubo razón o respuesta de las autoridades, quienes amparados por las disposiciones de su presidenta municipal utilizaron la violencia desmedida para desalojar a los inconformes.

¿Les suena el estilo de dar órdenes en Huejotzingo para mostrar quién manda?

¿A quién les recuerda?

A mí me recuerda la forma caciquil del sexenio morenoavallista, gobierno que ordenó el desalojo de un grupo de campesinos de Chignahuapan que bloqueaban la Atlixcayotl para obligar al estado a atender sus demandas.

Lo ocurrido ayer en Huejotzingo me suena al estilo de Facundo Rosas Rojas, quien en 2014, año en que se registró el desalojo de los pobladores de Chignahuapan, fungía como titular de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado (SSP), y quien a la postre fuese acusado de utilizar métodos extremadamente violentos (balas de goma) para dispersar movilizaciones.

Y me suena a que este tipo de acciones pueden ser muy graves y peligrosas para quienes se manifiestan exigiendo justicia, y para quienes ordenan coartar la libertad de expresión.

En la historia y en la memoria de los poblanos quedó grabada la trágica muerte del niño José Luis Alberto Tehuatlie Tamayo, quien con apenas 13 años de edad perdió la vida a causa de la negligencia de las autoridades del estado.

Empero, esto mismo pudo haber pasado ayer en Huejotzingo tras el desalojo ordenado por la presidenta municipal Angelica Alvarado, quien a pesar de ser una de las consentidas del gobierno no ha sabido lograr paz y tranquilidad en su municipio.

En uno de los muchos vídeos que se registraron sobre el desalojo de manifestantes en Huejotzingo, se puede observar como uno de los policías que reprimieron a los pobladores corre tras un hombre de gorra y pantalón de mezclilla, a quien patea, toma del cuello y lo azota contra el pavimento con fuerza desmedida.

Acto seguido, golpea a otro, reparte patadas, manotazos y lanza toda clase de insultos a los manifestantes.

Al ver esto, los propios habitantes de Huejotzingo expresan su malestar y tacharon de “montoneros y pendejos” a los policías de Angelica Alvarado.

Reprobaron, además, que en montón los policías hayan atacado a los manifestantes.

Y no es para menos.

¿Qué hubiese pasado si el agredido cae mal y se desnuca, si se quiebra un pie, una mano; si se golpea la cien por el tremendo azotón y muere al instante?

¿Ese es el gobierno de la 4T en Huejotzingo?

¿Ese es su cambio?

Ya es momento de que el gobierno del estado tome cartas en el asunto y ponga orden en Huejotzingo.

¿Qué están esperando?

¿Más muertes, otro múltiple asesinato como el ocurrido el pasado 23 de febrero, en el que perdieron la vida tres estudiantes y un conductor de UBER?

¿Hace falta otra desgracia para ya meter en cintura a Angelica Alvarado?

Si no hacen algo pronto en Huejotzingo el tiempo se los va a cobrar.

Al tiempo.

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