Andrés Manuel López Obrador es un político que nunca pierde ni nunca tiene la culpa.

El presidente de México es el hombre infalible.

En la cerrada elección del 2006, López Obrador justificó su derrota contra Felipe Calderón en el supuesto fraude electoral y no en los tropiezos cometidos en campañas como el Ahumada gate; en los comicios del 2012, AMLO culpó a Televisa y a los empresarios por su nuevo fracaso electoral y jamás reconoció que su segunda versión seguía siendo la misma del proceso anterior.

AMLO nunca se equivoca, los demás sí.

Ahora que México, al igual que otros países del mundo, pelean contra la epidemia internacional del Covid-19, pocos son los presidentes que han reconocido fallos o errores en sus programas de prevención y en sus acciones para evitar más muertes y contagios a consecuencia del virus originado en China.

Sobra decir que López Obrador se ha encerrado en una cápsula, como en muchas otras ocasiones, para escaparse de la realidad y con ello asumir, de manera muy errónea, que todos son responsables de que la curva de contagios y decesos por Coronavirus en el país siga, a la fecha, en aumento, aunque el mediático subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, afirme lo contrario.

Y es que, al final de esta pandemia, todos habrán sido culpables, menos AMLO, de que en México el sistema de salud haya colapsado y de que las muertes hayan superado a las proyecciones.

El presidente de México decidió seguir los pasos del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.

(Aunque en el papel, Trump y Obrador son dos perfiles antagónicos al ser los triunfos del capitalismo puro y del socialismo radical, respectivamente; en los hechos, Donald y Andrés Manuel son más similares de lo que muchos imaginan).

En semanas anteriores, Trump exploró la posibilidad de él ser el único en decretar el final sectorizado y paulatino de los aislamientos en la Unión Americana, sin embargo, optó por regular y entregarles en su totalidad esta responsabilidad a los gobernadores al medir los efectos negativos que esto le arrastraría en su carrera por la reelección.

Tras esta postura del presidente de los EEUU, las diferencias entre la Casa Blanca y gobiernos estatales por la pandemia crecieron a medida que Trump es criticado por su manejo de la situación.

De hecho, fueron los estados que decidieron por separado cerrar comercios, escuelas y pedir a sus habitantes que permanezcan en sus casas, incluso antes que la Casa Blanca emitiera directrices al respecto.

El gobernador de New York, Andrew Cuomo, anunció junto a seis colegas suyos del noreste del país americano, que diseñarían un plan conjunto para reabrir sus economías, bajo el supuesto de que carece de sentido y sería riesgoso actuar por separado

Así, los mandatarios evitaron ser los conejillos de indias de Trump.

Algo similar está pasando en México.

El martes, el Consejo de Salubridad General (CSG) aprobó cuatro nuevas medidas para comenzar a flexibilizar las restricciones del confinamiento en el territorio nacional, las cuales fueron anunciadas la mañana de este miércoles por el presidente López Obrador en su mañanera.

Entre ellas, se crea un semáforo semanal para cada estado en el que según una evaluación de contagios se irán permitiendo las actividades económicas, industriales, educativas y sociales. Además, se permite la reactivación desde el 18 de mayo a municipios sin casos de coronavirus, así como la inclusión de nuevas actividades, como la construcción, la manufactura automotriz y la minería, en la lista de esenciales, permitiendo que reabran.

Es pocas palabras, AMLO se ‘lavó las manos’ y les echó la bolita a los gobernadores de asumir todo el costo político y social de levantar los confinamientos en sus estados de manera prematura.

En respuesta a esto, los gobernadores del PAN emitieron un comunicado expresando que no reabrirán la economía hasta que los contagios de Coronavirus hayan descendido.

Lo mismo que sucede en Estados Unidos.

Y, aunque no es políticamente correcto aceptarlo, muchos de los gobernadores emanados de Morena están de acuerdo con sus homólogos de Acción Nacional.

La respuesta de López Obrador no podía ser otra: el presidente aseguró que no habrá pleito ni controversia con los estados que no se apeguen al plan de reapertura económica.

Una vez más, AMLO no pierde.

Que la historia juzgue y condene a cada quien menos a López Obrador.

No hay más.

Off the Record

Tras la última de entrega de las Historias de un Joven Reportero, más datos llegaron a quien esto escribe acerca del software Vote Engine utilizado por Eukid Castañon para operar el Fraude Electoral del 2018 contra Miguel Barbosa, hoy gobernador de Puebla y entonces abanderado de Morena.

Resulta que el programa para contabilizar votos y controlar a los “promovidos” fue adquirido, a un sobrecosto como muchos otros dirty business, directamente por Castañón Herrera sin la intermediación de terceros.