A pesar de la polémica generada por la implementación del programa “Hoy no Circula en Puebla”, la ciudadanía, el grueso de la población, sigue entercada en continuar con sus actividades diarias por toda la ciudad.

Los poblanos se relajaron y están muy confiados en que el Covid-19 pasará sin problema alguno y pronto, muy pronto volveremos a la normalidad.

Sin embargo, el Hoy no circula se decidió e implementó en el estado precisamente por esa actitud de los ciudadanos, por no querer respetar las indicaciones y recomendaciones de las autoridades gubernamentales, particularmente las de salud.

Y aunque parece ser una medida drástica y que pudiera generar otro problema, el Hoy no Circula me parece que es una buena medida no sólo para contribuir con la estrategia para contrarrestar la pandemia sino para empezar acciones en beneficio del medio ambiente.

Los poblanos vivimos sin pensar en los demás, en nuestro entorno.

Por supuesto que hay muchas excepciones, pero no evitar que circulen cientos, miles y millones de automóviles sin descanso alguno un día nos va a ahogar.

Basta con recordar los días normales y las horas pico para saber que el planeta, el país y el estado en particular necesita de nosotros.

Entiendo perfectamente que las necesidades de la mayoría de la gente, de los que menos tienen, los obligan a salir a buscar día a día el sustento para sus familias, pero también ellos pueden contribuir al cuidado de la salud de alguna forma.

Siempre lo he dicho y lo sostengo: “TODOS NECESITAMOS DE TODOS”.

En ese sentido, el gobierno sí tendría que pensar en la forma de apoyar y ayudar a ese sector de la población que es el más vulnerable.

Me parece que hay muchas ideas, proyectos y acciones que pudieran arrancarse para hacerles entender que deben permanecer en sus casas. El apoyo económico es imprescindible.

Porque tanto en la ciudad como en el interior del estado los tianguistas siguen trabajando, los mercados siguen abarrotados y sin restricciones, algunos comercios como ayer sucedió con las pastelerías, siguen operando con normalidad.

El Hoy no circula es una buena medida, pero también un riesgo porque podría derivar en la corrupción; sin embargo, no hay de otra que asumirlo para, insisto, poder contribuir con la emergencia sanitaria y con el medio ambiente.

Hoy arranca el programa -en 21 municipios- con la prohibición para circular de los autos con terminación 5 y 6 (martes: 7 y 8, miércoles: 3 y 4, jueves: 1 y 2, viernes: 9 y 0, sábado: placas con terminación par, domingo: Placas con terminación non), además de la recomendación de que cada vehículo sólo esté abordado por un máximo de tres personas.

Los poblanos debemos recordar que en caso contrario las autoridades viales tienen la facultad de detener los automóviles que infrinjan el Hoy no circula, sin multa de por medio, pero con la indicación de poderlos arrastrar hasta el corralón.

¿Qué necesidad hay de sufrir por entercarnos en no ayudar y hacer nuestra santa voluntad?

¿Por qué no tratar de ayudar de alguna forma ahora que lo necesitamos?

Dicen que más vale prevenir que lamentar.

¿O me equivoco?

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¿Y los amigos de Eukid Castañón, dónde están?

Dice el dicho que lo que siembras cosechas, y parece que las cosas siempre son así.

Es el caso del ex señor todo poderoso en Puebla, ex operador del morenovallismo y mano ejecutora de aquel sexenio, Eukid Castañón Herrera, quien actualmente se encuentra preso por fraude y otra serie de delitos que se le han imputado.

Antes todo mundo quería ser tocado por la mano de Eukid, siquiera ser saludado por el hombre considerado el terror de la política y el justiciero del morenovallismo.

El simple hecho de sentarse en la misma mesa que Eukid era considerado, dicen, un gran placer.

Políticos, empresarios, líderes sociales, religiosos, periodistas, dueños de medios y demás ciudadanos querían ser amigos de Eukid, de la mano dura del sexenio pasado, ya sea para lograr beneficios económicos, o al menos impunidad y blindaje.

Entonces, todo mundo presumía sus fotografías con Eukid, su amistad, su cercanía.

El mismo Eukid hacía gala de ser intocable y todo poderoso; su saludo pensaba que valía tanto que no era digno de todos.

Se encargó de amenazar a diestra y siniestra, de despedir del gobierno a quien no le caía bien, de señalar y de armar toda clase de historias en torno a su figura.

Hoy que está preso me pregunto: ¿dónde están los amigos de Eukid, a esos que tanto benefició?

Todos aquellos que querían ser parte de sus amistades.

A quienes amenazó y trató de perjudicar de alguna forma, ni siquiera han tomado revancha en su desgracia; ahora son sólo espectadores de su caída, de su encarcelamiento y su derrocamiento.

Ahora sí Eukid Castañón necesita de todos e implora justicia, que paradoja.

Cómo es la vida.

Ver para creer.

Y sí, bien dicen que todo cae por su propio peso.

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