Hace muchos años, un gran compositor y cantante español, Joaquín Sabina, compuso una canción que ha sido interpretada por diferentes y extraordinarios cantantes, desde el propio Sabina, pasando por Ana Belén y por Joan Manuel Serrat.

El título de la canción es ¿Quién me ha robado el mes de abril?, en donde el coro principal es: ¿Quién me ha robado el mes de abril? ¿Pero cómo pudo sucederme a mi?, ¿Pero quién me ha robado el mes de abril?.

Lo traigo a colación el día de hoy, porque en medio de la crisis que ha provocado la pandemia del Covid-19, tal pareciera que algo le ha robado a gran parte del mundo, no sólo el mes de abril, a muchos países también el mes de marzo, y para otros países como el nuestro, quizá también el mes de mayo.

Con la aparición de la pandemia del Covid-19, el mes Abril del 2020 se ha llevado la inversión privada, y trajo consigo la caída estrepitosa del Producto Interno Bruto; se ha llevado la valoración de la figura presidencial, y ha traído consigo una caída importante en la producción de la industria maquiladora, un paro en la producción de la industria automotriz, y una clara muestra de que la industria restaurantera está colapsada; se ha llevado la confianza en el súper subsecretario López Gatell, y nos ha dejado al gran domador del virus, y de cuanta pandemia se pueda presentar, sólo se necesita que él exprese: ”váyase, ya no esté rondando este virus en nuestro país, y que si se quiere quedar, ya no tenga ningún efecto para nuestra salud”. Sin palabras.

El mes de Abril se ha llevado el empleo en nuestro país y la falta de apoyos del gobierno de la república a las micro, pequeñas y medianas empresas, que son las que soportan gran parte de las economías familiares que hoy están sufriendo, pero nos dejó la promesa, por decreto, de la creación de 2 millones de empleos y del otorgamiento de 2 millones 100 mil créditos para vivienda y pequeños empresarios.

El mes de Abril se ha llevado la amarga experiencia de ver como son agredidos los profesionales de la salud, enfermeras, doctores y auxiliares, por parte de los familiares desesperados por no encontrar respuestas a los reclamos de información sobre el estado de salud de sus familiares, mientras que ellos, sin los instrumentos necesarios, lo único que intentan es salvar las vidas de aquellos que desafortunadamente han sufrido el contagio, y que se encuentran en situación vulnerable.

El mes de abril se ha llevado la clara idea de que los insumos sanitarios, para que los profesionales de la salud enfrenten con éxito el reto que tenemos, no han sido suficientes, ni se ha dado un paso adelante para adquirirlos; pero nos ha dejado la evidencia de que si alguien es amigo del Presidente, se le pueden vender al IMSS ventiladores a un sobreprecio importante, claro, sí y sólo sí, te apellides Bartlett, y tu padre es el Director de la Comisión Federal de Electricidad.

El mes de abril se ha llevado el sueño de muchos mexicanos al ver desplomarse el valor del peso, y encontrarlo en los peores niveles desde hace 25 años, provocando con ello la fuga de capitales en términos históricos, y por consiguiente, el deterioro de nuestra economía, pero también, nos dejó la clara muestra de que el Presidente en lugar de estarse preocupando por mantener la inversión extranjera, el apoyo a los empresarios mexicanos y el apoyo al empleo, se preocupa más por plantar árboles en Palacio Nacional, que por su propia naturaleza, requieren para su desarrollo de un clima distinto al de la Ciudad de México. En fin.

Lo que se ha llevado el mes de abril, no va a volver pronto porque no hay voluntad para moverse en el sentido correcto, ojalá se rectifique desde el gobierno para que mayo no se lleve cosas peores, más vidas, por ejemplo.

No debemos olvidar que estamos en las dos semanas más críticas de la pandemia, en donde el número de contagios, no se verá reflejado en las gráficas de manera horizontal como afirma el Presidente, pero si veremos una curva que crece en forma vertical, al igual que las terribles noticias que conoceremos los próximos días sobre el incremento en el número de muertos.

Lo dice también Sabina, “Y cuando la calle pasa, la vida como un huracán”.