Ningún de los esfuerzos, planes o estrategias de los gobiernos de Miguel o de Claudia Rivera lucen suficientes contra la irresponsabilidad, estupidez y desidia de los poblanos que respetamos las semanas de aislamiento por la epidemia del Coronavirus en el país.

Mientras en otros estados están a semanas de poder retomar sus actividades diarias y regresar a vivir con toda normalidad al ya no presentar un aumento en los contagios y más muertes por el Covid-19, en la ciudad de Puebla nos vamos a tener que chingar con otro mes más de confinamiento, pues sólo el 18% de los capitalinos respetaron a cabalidad la cuarentena que culminaría a finales de abril.

En números reales: sólo dos de cada diez poblanos siguieron al pie de la letra las recomendaciones incluidas en las campañas persuasivas del #QuédateEnCasa y la #SanaDistancia.

Un dato más: para la movilidad por compras y entretenimiento, 7 de cada diez poblanos han respetado el confinamiento.

Aun así, 30% es un mundo.

Ver: Solo el 18% de los poblanos han respetado el #QuédateEnCasa

Afuera de este debate se deben de dejar a las personas que viven al día y que no pueden quedarse en sus casas, pues de hacerlo no tendrían ni para comer, pero el reclamo debe enfocarse para el resto de los habitantes de la Angelópolis, quienes, por falta de disciplina, sentido común y de consciencia colectiva continuaron con sus actividades con toda normalidad como si el virus que ha matado a miles de personas en todo el mundo no existiera.

Que Puebla capital esté dentro de los municipios considerados por el gobierno federal como focos rojos por sus altas cifras en contagios y muertes por Coronavirus es consecuencia de todas aquellas personas, que, sin un gramo de sensibilidad, salieron de sus casas para ir a comprar al Mercado de Mariscos, visitar iglesias en el Centro Histórico o acudir al Templo del Señor de las Maravillas, como así quedó exhibido en diferentes medios de comunicación como este portal de noticias.

Ahí está el resultado de su irresponsabilidad.

No sólo arruinamos nuestra salud mental, también le jodimos la vida a todos los médicos, enfermeras y demás personal médico que se están jugando el pellejo día a día en los hospitales públicos y privados para atender a los pacientes contagiados por el Covid-19.

La falta de sentido del bien común de la mayoría de habitantes de la Angelópolis va a llevar a que cientos de poblanos, que ya estaban ahogados por el mes de confinamiento, ahora sí pierdan sus pequeños negocios, pequeñas y medianas empresas, con lo que no sólo estos empleadores entrarán en crisis, sino todas aquellas personas que dependen de ellos.

Lo que pudo quedarse como una bola de nieve, terminará, ahora sí, como una avalancha por la falta de sensatez de los poblanos.

Y es que nosotros, los que nacimos y vivimos en esta ciudad, somos una de las sociedades más complicadas con una de las peores culturas cívicas del país.

Esta era nuestra oportunidad de demostrar que los poblanos no somos una sociedad wannabe, o una copia barata de los chilangos, o unos españoles reprimidos.

Desaprovechamos, a pesar de todos los grandes y plausibles esfuerzos del gobierno del estado y del Ayuntamiento de Puebla, de mandar un mensaje claro de que en Puebla capital estamos de pie y somos una sociedad consciente y sensible ante este tipo de situaciones extraordinarias.

Al parecer ya es una costumbre en la capital que en las tragedias salga lo peor de nosotros como también sucedió en los días posteriores al sismo del 2017 cuando un grupo de burócratas del último gobierno panista decidió desviar recursos destinados a la reconstrucción de casas y edificios púbicos porque sus ambiciones no conocen límites.

Chingarnos los unos a los otros, es la máxima de los que habitamos en la capital.

Pero qué tal nos ponemos para exigirles a las administraciones de Barbosa Huerta y de Rivera Vivanco resultados inmediatos.

Para tener gobiernos de primera, debemos ser una sociedad de primera.

No estaría mal que el gobierno del estado o el Ayuntamiento de Puebla piensen en el Toque de Queda como una alternativa a nuestra irresponsabilidad y como escarmiento a nuestras acciones estúpidas de no darle el debido respeto a la epidemia que vivimos.

Los 306 casos y las casi 50 muertes no es un puto chiste, señoras y señores.

Carajo.

Está claro que nosotros, los de la Angelópolis, estamos lejos de ser, siquiera, una ciudad medianamente civilizada.

A chingarnos otro mes de confinamiento por irresponsables.

A ver si ahora sí aprendemos lo que es una crisis sanitaria.

#AQuedarnosEnNuestrasPinchesCasas.