Hace 10 años aquí en Puebla, cuando Rafael Moreno Valle era candidato a la gubernatura del estado por una coalición integradas por diferentes partidos políticos, utilizaba una frase para terminar cada uno de sus actos de campaña: “Lo mejor para Puebla está por venir”.
Los poblanos le creyeron, entre otras cosas, porque los gobiernos anteriores, todos ellos priístas, no se habían distinguido por invertir en obra pública, ni se habían distinguido por ser muy transparentes en su gestión y mucho menos por haberse distinguido por el combate a la corrupción.
En 6 años, aunque con grandes cuestionamientos por sus formas de actuación y de relación con sus subordinados, y con los diferentes actores políticos, sociales, mediáticos y empresariales, se debe reconocer que por lo menos para la capital poblana, se hizo realidad aquello que expresaba.
Lo traigo a la memoria porque el gobernante poblano en turno ha utilizado por lo menos dos expresiones para el manejo de la crisis que ha provocado el ya famoso COVID-19, conocido popularmente como el Coronavirus, que han sido altamente cuestionadas.
Justo un día después de haberse anunciado por las autoridades sanitarias mexicanas que nuestro país entraba a la fase dos de la contingencia sanitaria, el gobernador respondió una pregunta de una reportera así: “la mayoría de los contagiados en Puebla es gente acomodada, si ustedes son ricos están en riesgo, los pobres no. Los pobres estamos inmunes”.
Al margen de los cuestionamientos que se le han hecho al gobernador sobre su auto-pertenencia a una clase social a la que evidentemente no pertenece, lo que llama verdaderamente la atención y puso en alerta a los poblanos, es que el gobernador, que sí pertenece a esos grupos vulnerables susceptibles de contagio, por padecer enfermedades crónicas, pueda estar tan poco informado sobre las posibilidades de contagio que tiene cualquier persona, por el solo hecho de haber estado en contacto con otras personas contagiadas, o por haber tocado algo que tuviera el virus, sean hombres o mujeres, sean jóvenes o personas mayores, sean ricos o pobres.
Y la otra joya de declaración es aquella en donde el mismo gobernador, propone que: “quien tuvo coronavirus, con todas las restricciones continúe con los cuidados, su caldo de pollo, con su cebollita y su chile bien picoso”.
Sin embargo, no se le ha escuchado una sola declaración sobre las medidas que va a adoptar su gobierno para enfrentar la crisis sanitaria, la crisis económica y la crisis de seguridad que ya están presentes.
No se sabe que medidas se van a adoptar en Puebla para garantizar la seguridad de los poblanos, ni las medidas que se van a proponer para enfrentar la crisis económica.
Que alguien le diga al gobernador que nuestro estado es el tercero en número de contagios, solo detrás de CDMX y el Estado de México.
Que alguien le diga que los gobernantes son los primeros que deben enfrentar las crisis con seriedad, responsabilidad y creatividad, pero para ofrecer soluciones a lo que ya sabemos que vendrá.
John C Maxwell afirma que “cuando a la gente le hace falta esperanza, el líder debe tenerla. Cuando a la gente le faltan respuestas, el líder debe darlas. Cuando a la gente le falta dirección, el líder debe dirigir”.
Sin embargo, la ignorancia, la falta de información o la irracionalidad para enfrentar por parte de un gobernante una crisis de la magnitud que está provocando el coronavirus, puede hacernos afirmar, a contrario sensu de hace 10 años, que para Puebla lo peor está por venir.
*Es politólogo y Maestro en Negociación y resolución de conflictos por la Universidad Carlos III de Madrid, España.