Por: Gerardo Ruiz / @GerardoRuizInc

Definir nuestras creencias, las del mexicano, resulta tan complicado como la explicación de nuestra propia raza.

Personas de la altura de Octavio Paz o Carlos Monsiváis dedicaron sus vidas a codificar la esencia del mexicano, su singularidad y sus creencias.

El mexicano es tan sui generis que puede creer en la Virgen de Guadalupe y en San Judas Tadeo para solucionar todos sus problemas, como también confía en los jugos mágicos de Herbalife para bajar de peso, pero también se encomienda a la santería, a los amarres y a los conjuros para alcanzar la fortuna, la salud o el amor.

El mexicano le reza al mismo santo, al de su devoción y preferencias, para encontrar trabajar o para que la Selección Mexicana pase al quinto partido mundial tras mundial.

El pueblo, bueno y malo, se obsesionó con la existencia del “Chupacabras”, con las historias de “Monchito” o “Frida Sofía”, en los temblores de 1985 y del 2017, con los mitos de que Juan Gabriel, Jenni Rivera y José José no murieron y están vivos en la misma isla en la que se esconden Luis Donaldo Colosio, Rafael Moreno Valle y Martha Erika Alonso.

Todo esto hace al mexicano un individuo extraordinario que sólo cree en lo que le conviene creer.

Así de claro.

“Hasta no ver, no creer”.

En los últimos días han circulado en las redes sociales una serie de videos en la que se ve a un buen grupo de ciudadanos desestimando la existencia del Coronavirus.

En lo particular, me sorprende que muchas personas, más de las que imaginamos, piensan que la pandemia del Covid-19 es otra teoría conspiratoria inventada por el capitalismo para infundir el miedo en todo el mundo con un objetivo económico claro para controlar al pueblo.

¿Con qué objetivo?

No lo tienen claro, pero para ellos el Coronavirus no existe.

En una de las publicaciones que se hicieron virales en las redes sociales se escucha como un hombre narra desde la Central de Abasto de la Ciudad de México que los comerciantes de este recinto no han respetado el confinamiento ni las medidas sanitarias, pues el virus que ha matada a miles de personas en todo el mundo no existe.

En otro video que también alcanzo a miles de usuarios de Facebook y Twitter se observa como un señor de 73 años está de vacaciones con su familia en las playas de Veracruz, pues el Covid-19 es “un invento del gobierno para la gente ignorante”.

Una muestra más es la grabación de un “chilango” entrenando en un gimnasio para matar a la “bacteria”. No sólo eso, el joven les tose a sus compañeros mientras ellos preparan una cazuela con atún al aire libre “sin lavarse las manos” y con el torso descubierto.

Esos videos contienen más México que el Laberinto de la Soledad y Los Rituales del Caos juntos.

Nada retrata mejor a nuestro país que un mexicano explicando las razones de la inexistencia del Coronavirus.

Esto lo entiende perfectamente el presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, el mejor producto electoral en la historia de México.

Resultaría ocioso reiterar que a AMLO no le interesa gobernar para la clase alta y media alta.

El target de López Obrador es la clase media, la clase obrero y los pobres.

Por eso, mientras él públicamente se niega a respetar la cuarentena, cancelar sus giras en todo el país y a realizarse la prueba del Covid-19, su gabinete ya decretó estado de emergencia sanitaria y un confinamiento obligatorio de 30 días.

Andrés Manuel sigue y seguirá personificando al mexicano de a pie, al mexicano que se para a trabajar las 6 de la mañana y que vive del día a día, ese mexicano que no puede respetar el aislamiento, pues de hacerlo no llevaría el pan a su casa.

La encuestadora Massive Caller, de Carlos Campos, comprobó la hipótesis del presidente de la República, pues uno de sus más recientes muestreo arrojó que el 50 por ciento de los entrevistados aprueban que López Obrador siga de gira.

Lo increíble es que el estudio demoscópico copió las preguntas sesgadas y malintencionadas de una encuesta lanzada previamente en Twitter por el desempleado Javier “El Analfabeta Funcional” Lozano, la cual arrojaba otros datos, obviamente.